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10 - Más allá del horizonte: Exoplanetas y la búsqueda de vida extraterrestre.
- 2024/09/13
- 再生時間: 12 分
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サマリー
あらすじ・解説
Hace siete años, los astrónomos hicieron un descubrimiento que despertó un gran interés en la búsqueda de vida fuera de la Tierra. A 41 años luz de distancia, alrededor de una estrella llamada Trappist-1, encontraron siete exoplanetas.
Se trata de planetas que giran alrededor de estrellas diferentes a nuestro Sol.
Lo más interesante de este descubrimiento es que tres o cuatro de los siete detectados en ese sistema solar podrían tener las condiciones adecuadas para que haya agua líquida. Y donde hay agua, podría haber vida.
El sistema de Trappist-1 llamó mucho la atención porque está bastante cerca en términos espaciales. Esto lo convierte en uno de los mejores lugares para buscar mundos potenciales.
¿Cómo deciden los astrónomos si un planeta es un buen candidato? Pues observan si el planeta está en lo que llaman la "zona habitable". Esta zona es una distancia de su estrella donde las temperaturas no son ni muy frías ni muy calientes, lo que teóricamente permitiría que el agua se mantenga en estado líquido. Y como todos sabemos, el agua es esencial para la vida, al menos tal y como la conocemos.
Siete años después del descubrimiento inicial y a medida que los avances tecnológicos y el estudio han ido avanzando, los planetas del sistema TRAPPIST-1 continúan siendo un misterio fascinante para la comunidad científica, por lo que durante ese tiempo se han llevado a cabo numerosos estudios que han aportado mucha más información sobre ellos.
Se sabe ahora que son planetas rocosos, lo que aumenta las posibilidades de que puedan albergar algún tipo de actividad geológica y la tan deseada agua.
Además, sorprendentemente y a partir de la información obtenida, se cree que podrían ser casi el doble de antiguos que nuestro propio sistema solar, lo que supone que tienen una historia evolutiva mucho más larga y compleja.
El sistema TRAPPIST-1 es una verdadera joya para la investigación, y no solo porque esté a la vuelta de la esquina, sino porque gracias a lo cerca" que están sus planetas entre ellos y a la peculiar forma en la que giran alrededor de su estrella, es más fácil estudiarlos y compararlos.
A esa distancia, todavía estamos muy lejos de poder ir hasta allí para echar un vistazo directo, pero, mientras tanto, estos planetas se han convertido en el objetivo estrella en la búsqueda de vida más allá de nuestro vecindario cósmico.
Mientras seguimos esperando esa tecnología de viajes espaciales que nos prometen las películas de ciencia ficción desde hace décadas, tenemos el telescopio James Webb, el nuevo juguete de los astrónomos. Este telescopio, que es básicamente la navaja suiza de la observación espacial, ha renovado las esperanzas de descubrir lo que hay más allá.
Con su increíble precisión, el James Webb puede llegar a decirnos si estos planetas tienen atmósfera, lo cual es clave para saber si podrían albergar vida. Si detectan oxígeno, metano o hasta un poco de vapor de agua, ya estaríamos un paso más cerca de encontrar vida extraterrestre... aunque aún no sepamos qué haríamos si la encontramos.
La capacidad de observar exoplanetas a esta escala, y con el nivel de detalle que ofrece este telescopio espacial, nos acerca cada vez más a responder una de las preguntas más antiguas de la humanidad: ¿estamos solos en el universo?
Gracias a estos avances, nos estamos empezando a preguntar cuántos planetas podrían tener vida en el universo. Las investigaciones sugieren que podríamos estar hablando de miles de millones de mundos habitables, ¡solo en nuestra galaxia, la Vía Láctea! Parece que el barrio podría estar lleno de vecinos que aún no conocemos.
Estos descubrimientos no solo nos hacen pensar en si estamos solos o no, sino también en cómo percibimos el universo. Por ejemplo, el espacio es tan enorme y estos planetas están tan lejos, que lo que vemos con nuestros telescopios es su pasado.
Si ahora mismo alguien en el sistema TRAPPIST-1 estuviera mirando...
Se trata de planetas que giran alrededor de estrellas diferentes a nuestro Sol.
Lo más interesante de este descubrimiento es que tres o cuatro de los siete detectados en ese sistema solar podrían tener las condiciones adecuadas para que haya agua líquida. Y donde hay agua, podría haber vida.
El sistema de Trappist-1 llamó mucho la atención porque está bastante cerca en términos espaciales. Esto lo convierte en uno de los mejores lugares para buscar mundos potenciales.
¿Cómo deciden los astrónomos si un planeta es un buen candidato? Pues observan si el planeta está en lo que llaman la "zona habitable". Esta zona es una distancia de su estrella donde las temperaturas no son ni muy frías ni muy calientes, lo que teóricamente permitiría que el agua se mantenga en estado líquido. Y como todos sabemos, el agua es esencial para la vida, al menos tal y como la conocemos.
Siete años después del descubrimiento inicial y a medida que los avances tecnológicos y el estudio han ido avanzando, los planetas del sistema TRAPPIST-1 continúan siendo un misterio fascinante para la comunidad científica, por lo que durante ese tiempo se han llevado a cabo numerosos estudios que han aportado mucha más información sobre ellos.
Se sabe ahora que son planetas rocosos, lo que aumenta las posibilidades de que puedan albergar algún tipo de actividad geológica y la tan deseada agua.
Además, sorprendentemente y a partir de la información obtenida, se cree que podrían ser casi el doble de antiguos que nuestro propio sistema solar, lo que supone que tienen una historia evolutiva mucho más larga y compleja.
El sistema TRAPPIST-1 es una verdadera joya para la investigación, y no solo porque esté a la vuelta de la esquina, sino porque gracias a lo cerca" que están sus planetas entre ellos y a la peculiar forma en la que giran alrededor de su estrella, es más fácil estudiarlos y compararlos.
A esa distancia, todavía estamos muy lejos de poder ir hasta allí para echar un vistazo directo, pero, mientras tanto, estos planetas se han convertido en el objetivo estrella en la búsqueda de vida más allá de nuestro vecindario cósmico.
Mientras seguimos esperando esa tecnología de viajes espaciales que nos prometen las películas de ciencia ficción desde hace décadas, tenemos el telescopio James Webb, el nuevo juguete de los astrónomos. Este telescopio, que es básicamente la navaja suiza de la observación espacial, ha renovado las esperanzas de descubrir lo que hay más allá.
Con su increíble precisión, el James Webb puede llegar a decirnos si estos planetas tienen atmósfera, lo cual es clave para saber si podrían albergar vida. Si detectan oxígeno, metano o hasta un poco de vapor de agua, ya estaríamos un paso más cerca de encontrar vida extraterrestre... aunque aún no sepamos qué haríamos si la encontramos.
La capacidad de observar exoplanetas a esta escala, y con el nivel de detalle que ofrece este telescopio espacial, nos acerca cada vez más a responder una de las preguntas más antiguas de la humanidad: ¿estamos solos en el universo?
Gracias a estos avances, nos estamos empezando a preguntar cuántos planetas podrían tener vida en el universo. Las investigaciones sugieren que podríamos estar hablando de miles de millones de mundos habitables, ¡solo en nuestra galaxia, la Vía Láctea! Parece que el barrio podría estar lleno de vecinos que aún no conocemos.
Estos descubrimientos no solo nos hacen pensar en si estamos solos o no, sino también en cómo percibimos el universo. Por ejemplo, el espacio es tan enorme y estos planetas están tan lejos, que lo que vemos con nuestros telescopios es su pasado.
Si ahora mismo alguien en el sistema TRAPPIST-1 estuviera mirando...