EL ESPÍRITU SANTO
1 CORINTIOS 2:9 … Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado, lo que Dios tiene preparado para quienes lo aman. 10 Pero fue a nosotros a quienes Dios reveló esas cosas por medio de su Espíritu. Pues su Espíritu investiga todo a fondo y nos muestra los secretos profundos de Dios. 11 Nadie puede conocer los pensamientos de una persona excepto el propio espíritu de esa persona y nadie puede conocer los pensamientos de Dios excepto el propio Espíritu de Dios. 12 Y nosotros hemos recibido el Espíritu de Dios (no el espíritu del mundo), de manera que podemos conocer las cosas maravillosas que Dios nos ha regalado. NTV.
El plan de salvación para toda la humanidad, el eterno Creador lo ha establecido mucho antes de que todas las cosas fueran creadas por Su poder, gloria y majestad. Este plan lo hizo por su omnisciencia, ya que el Creador tenía el conocimiento de que la corona de su creación; “el hombre”, no caminaría en rectitud y justicia en conformidad a Su voluntad, sino que se desviaría por la seducción del pecado, y daría riendas sueltas a las prácticas reprochadas por Él. Pese a este conocimiento previo de la desobediencia del hombre, Dios decidió crearlos, para derramar su profundo amor sobre ellos, y demostrarlo por medio de su plan de salvación y vida eterna. Este perfecto plan de redención para la humanidad pecadora, no fue revelada en su totalidad a los hombres tras su caída, sino que permaneció oculta en la mente de Dios, hasta que su amado Hijo Cristo Jesús descendiera a este mundo y lo revelara por medio de Su sacrificio en la cruz del calvario.
Jesucristo al estar en este mundo, reveló el plan de salvación de su amoroso Padre eterno, para que todas las personas puedan alcanzar el perdón a sus pecados y la liberación de la condenación eterna. Pese a esta revelación hecha por el Señor a través de la predicación, señales y prodigios, no todos aceptaron este plan salvífico, sino que bajo los impulsos de su naturaleza pecaminosa, y controlados por el maligno, lo rechazaron y no conformes con eso, crucificaron al Unigénito Hijo de Dios para poner fin a este plan de salvación. La muerte de Jesucristo en el madero, no puso fin al plan de salvación de Dios, más bien, ayudó a que los discípulos se aferraran a este plan y lo compartieran con otros tal como fue el mandato de su Señor y Salvador.
Todo hombre pese a negar abiertamente la existencia de Dios, en lo más profundo de su ser, sabe que Dios es real y que en algún momento derramará su ira sobre este mundo perverso y pecador. Además, tiene el conocimiento de que existe una forma de ser rescatado de esa condenación, por eso antes de acudir directamente a Dios para alcanzar esa salvación, ha tratado de comprender a Dios en su inteligencia y ha hecho investigaciones para tratar de conocer sus más profundos secretos, pero todas sus investigaciones han sido en vano, porque con la inteligencia humana, jamás llegará a conocer a Dios ni tampoco las maravillosas verdades que Él tiene para todas las personas que entreguen sus vidas a Su amado Hijo Cristo Jesús.
El plan de salvación y la maravillosa recompensa que Dios tiene preparado para todos sus hijos, no puede ser comprendida por la inteligencia humana, sino solo por el poder revelador del Espíritu Santo. Solo el Espíritu Santo puede inspirar al hombre redimido para que conozca las promesas de Dios y lo maravilloso que será su reino venidero, así como también su morada eterna junto a Dios Padre. Solo alguien que conoce perfectamente los secretos de otra persona puede revelarlos a otros, y el Espíritu Santo conoce los más profundos secretos de Dios Padre y por eso los revela a todos los que han alcanzado la redención, para que de esta manera, permanezcan firmes en su fe, y confiando en lo que Dios tiene preparado para ellos en el reino de los cielos.