¿Qué hacer cuando te da miedo ir a una fiesta por si te condenan a muerte por kiki? Pues crear tu propia bandera transvainilla.

En este episodio debatimos la elección de la gama cromática pantone entre Ana, la representante a nivel mundial de todos los discapacitados, Joan, nuestro topo e infiltrado muy aplicado haciendo sus deberes, y Max, (cualquier parecido a la realidad con el título de este podcast es pura coincidencia), explorando y deseoso de encontrar nuevas masculinidades por las que sentirse orgulloso de ser hombre. Y, bueno, Tania, a quién le gusta hacer turismo en los cuartos oscuros.

En el último episodio de esta primera temporada nos reunimos con el maravilloso Joan Gil, trans y misántropo reinsertado. Nos habla de su proceso de transición, de cómo ha ido conociéndose, quizá diría que encontrándose, con los años. Hablamos también de género y feminismo, de quién puede representarlo, y quién lo hace efectivamente. De nuestros cuerpos, su evolución, y de que al final, queramos o no, todes terminamos siendo Paul McCartney.

Cada vez que voy a subir un episodio nuevo me paso unos días procrastinando. @Cabezacontracturada me lo pasa estupendamente montado en un tiempo récord y yo lo voy dejando para otro día, quizá por miedo a que alguien lo escuche, o simplemente porque me da ansiedad escribir el texto, ya ves tú qué tontería.

Así de ridículas son las ansiedades creativas y los bloqueos que se generan cuando tomas la decisión de tratar de sacar algo de donde no había nada y tienes que ponerte a ordenar el batiburrillo mental que has ido acumulando. A generar UN SIGNIFICADO, vaya angustia. Lo que termina de ponerse interesante si, encima, has decidido, con ánimo masoquista, hablar de tu familia, tu pasado, si sacas a relucir todos los trapos sucios, si abres la caja de Pandora, la exploradora.

Esta vez se ha venido Luis Guillermo, realizador, cineasta y tío encantador, con quien ha sido un placer conversar sobre bloqueos, haters, miedo al fracaso, o al éxito, historias que te dejan amarrada al pasado y la lealtad que, pensamos, debemos a la familia.