Al empezar a salir del hoyo negro en el que se encontró, Hugo, con el apoyo de una terapeuta, vio una luz intensa al final del túnel: la posibilidad de estudiar y ayudar a otros. Esta vez, con cada paso que da, las sombras se van quitando de su camino.

La experiencia que Hugo vivió en Colombia, donde esperaba reunir dinero para su madre enferma, dejó una herida emocional tan profunda que luego fue él quien necesitó ayuda. En este capítulo, el joven narra los oscuros caminos que debió transitar para enfrentar los fantasmas en su mente, así como los encuentros que le permitieron salvarse en México.

Después de un recorrido difícil y desafiante, Hugo llega a Bogotá, Colombia, donde no tiene tiempo de descansar porque las manecillas del reloj van en su contra: tiene un mes para encontrar trabajo y no quedarse en la calle. Todo un reto, en especial para una persona sin documentos y en un contexto en el que las personas de Venezuela no siempre eran bien recibidas.

Hugo Boscán narra las razones que lo llevaron a salir de Venezuela con apenas 22 años, dejar a su familia atrás y emprender el viaje con una maleta cargada de esperanzas, miedos e incertidumbre. Paso a paso, a medida que avanza su travesía, conocemos los riesgos y frustraciones que enfrentó en el camino, así como los sonidos y las imágenes que se quedaron clavadas para siempre en su mente.