エピソード

  • 244-ames john cummins-con cánticos señor
    2024/11/07
    Himno: Con cánticos, Señor Autor: James John Cummins Traductor: Merrill Nathaniel Hutchinson James John Cummins, hijo de un comerciante de Cork, Irlanda, nació en Cork el 5 de mayo de 1795. En 1834 se trasladó a Londres y durante muchos años fue director del Unión Bank of Australia. Murió en Buckland, Surrey, el 23 de noviembre de 1867. Dedicó mucho tiempo al estudio del hebreo y la teología. Sus himnos y otras piezas poéticas también se publicaron en 1839 como Meditaciones Poéticas e Himnos del Autor de Los Sellos del Pacto Abierto. En 1849, esta obra se volvió a publicar con añadidos como Himnos, Meditaciones y otros Poemas. El título de la portada de esta obra es Lyra Evangélica , y por este título se la conoce habitualmente. Parte de los himnos que se encuentran en esta obra son: • Jesús, Señor de la Vida y la Gloria • Jesús, Señor, nos arrodillamos ante Ti • ¿Serán himnos de amor agradecido? • Con cánticos, Señor Merrill Nathaniel Hutchinson fue el traductor de los himnos • Amoroso Salvador • Hay una Fuente sin Igual • Obediente a Tu Mandato • Con cánticos,Señor Fue pastor de una iglesia presbiteriana en Dunellen, Nueva Jersey en 1871. Dos años después renunció a su pastorado y se mudó a la Ciudad de México. Sus obras están incluidas en El Himnario de las Iglesias Evangélicas. A continuación, damos paso a la lectura y canto del himno: Con cánticos Señor Con cánticos, Señor, mi corazón y voz Te adoran con fervor, oh Trino, Santo Dios. En tu mansión yo te veré, y paz eterna gozaré. Tu mano paternal marcó mi senda aquí; Mis pasos, cada cual, velados son por ti. En tu mansión yo te veré, y paz eterna gozaré. Innumerables son tus bienes, y sin par; Y por tu compasión los gozo sin cesar. En tu mansión yo te veré, y paz eterna gozaré. Tú eres, ¡oh Señor!, mi sumo, todo bien; Mil lengua s tu amor cantando siempre estén. En tu mansión yo te veré, y paz eterna gozaré.
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  • 243-julia harriet jonhston-gracia admirable
    2024/10/31
    Himno: Gracia admirable Autor: Julia Harriet Johnston A finales del siglo XIX y principios del XX hubo mujeres que escribieron himnos como comentario social (es decir, himnos relacionados con el Movimiento de Templanza), comentario religioso (es decir, himnos que reflejaban las experiencias espirituales personales de los escritores) y comentario bíblico (es decir, himnos que reflejaban las creencias de los autores sobre pasajes particulares de las Escrituras). Julia Harriette Johnston nació en Salineville, Ohio, en 1849 y murió en Peoria, Illinois, en 1919. Era hija de un ministro presbiteriano y autora de numerosos libros sobre misiones cristianas y misioneros, además de más de himnos. Con el tiempo, muchos de los textos de los himnos de Johnston se publicaron en sus libros. Fue activa en la escuela dominical de su iglesia y se desempeñó como presidenta de la Sociedad Misionera Presbiteriana de Peoria durante dos décadas. Alrededor de 1910, Julia H. Johnston escribió las palabras: La gracia es mayor que nuestro pecado. Este himno con el paso del tiempo y en su traducción terminó con el nombre de Gracia Admirable. Es un comentario sobre Romanos 5, en particular sobre Romanos 5:20b, que dice: Pero donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia. El himno se emparejó por primera vez con la melodía Moody, que fue escrita por Daniel Towner aproximadamente en la misma época que el texto de Johnston. La melodía no recibió su nombre actual hasta que el comité del Himnario Bautista (1956) lo hizo para honrar al compositor, que era un músico metodista y se desempeñó como director del departamento de música en el Instituto Bíblico Moody en Chicago, Illinois. El himno de Johnston aparece en El Himnario Metodista Unido. No importa lo que haya pasado o lo que haya hecho el pecador; el amor de Dios es mayor y se concede generosamente a los que se arrepienten y creen en el Evangelio. Finalmente, como ocurre en los himnos evangélicos, el estribillo sigue a cada estrofa y es la parte más importante del himno. ¡Gracia! ¡Gracia! ¡Gracia de Dios que nos da perdón! ¡Gracia! ¡Gracia! ¡Gracia que limpia el corazón! El himno de Julia Johnston es apropiado para cantarlo como invitación, para la Santa Cena o simplemente como estribillo como respuesta a la confesión. Si una persona está en condiciones de hablar sobre este himno durante la escuela dominical, el ensayo del coro o el servicio puede resultar útil simplemente pedir a la gente que busque cuántas veces aparece la palabra “gracia” en el himno. Esto ayudará a la congregación a meditar sobre el texto mientras lo cantan. A continuación, damos paso a la lectura y canto del himno: Gracia admirable ¡Gracia del Dios de amor Que excede a todo nuestro pecar! Cristo en la cruz por el pecador Su vida ha dado. ¡Qué amor sin par! ¡Gracia! ¡Gracia! ¡Gracia de Dios que nos da perdón! ¡Gracia! ¡Gracia! ¡Gracia que limpia el corazón! Negras las olas de la maldad Me amenazaron con perdición; Pudo en la gracia de Dios hallar Dulce refugio me corazón. ¡Gracia! ¡Gracia! ¡Gracia de Dios que nos da perdón! ¡Gracia! ¡Gracia! ¡Gracia que limpia el corazón! Nunca tu mancha podrás limpiar Si no en la sangre del buen Jesús; En ella, sí, la podrás lavar, Hoy sin cesar fluye de la cruz. Coro: ¡Gracia! ¡Gracia! ¡Gracia de Dios que nos da perdón! ¡Gracia! ¡Gracia! ¡Gracia que limpia el corazón! Gracia infinita recibirá Todo el que cree en Cristo el Señor; Si del pecado cansado estás, Ven, gracia ofrece tu Salvador. ¡Gracia! ¡Gracia! ¡Gracia de Dios que nos da perdón! ¡Gracia! ¡Gracia! ¡Gracia que limpia el corazón!
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  • 242-lydia baxter-de jesús el nombre invoca
    2024/10/30
    Himno: De Jesus el nombre invoca Autor: Lydia Baxter Muchos himnos y canciones góspel inspiradores han sido escritos por personas que padecieron una enfermedad o alguna discapacidad. Una de esas autoras fue Lydia Baxter, que nació en 1809 en Nueva York. Un misionero bautista la condujo al Señor, y ella y su hermana ayudaron a establecer la Iglesia Bautista en Petersburg, Nueva York. Poco después de casarse con el Sr Baxter sufrió una enfermedad grave que la dejó inválida y la confinó a la cama durante días seguidos. Su casa se convirtió en un lugar de reunión para evangelistas, predicadores y otros trabajadores cristianos, y a pesar de su condición, ofrecía inspiración y consejo a quienes la visitaban. El himnólogo Kenneth Osbeck señaló: “Sus amigos solían decir que una visita a su habitación de enferma no era tanto para darle ánimo y consuelo sino todo lo contrario, era para recibir ánimo para sus propios espíritus”. Además de escribir el libro (Gemas junto al camino), en 1855, la Sra. Baxter contribuyó con muchos himnos a las colectas para las escuelas dominicales y los servicios evangelísticos. De estos, los siguientes son los más conocidos: • Vuelve a echar tu red, hermano mío • Ve, trabaja en mi viña • Estoy arrodillado, Señor, a la puerta de la misericordia • El Maestro viene y De Jesús el nombre invoca entre otros. La señora Baxter era una estudiosa de la Biblia y disfrutaba especialmente estudiando el significado de los nombres de los personajes bíblicos. De todos los nombres bíblicos que conocía, el nombre de Jesús era el que más significaba para ella. Cuando le preguntaban cuál era el secreto de su espíritu alegre, respondía: Tengo una armadura muy especial. Tengo el nombre de Jesús. Cuando el tentador intenta hacerme sentir triste o abatida, menciono el nombre de Jesús y ya no puede llegar a mí. El himno De Jesús el nombre invoca fue escrito en 1870, 4 años antes de la muerte de la autora en 1874 con el título original en inglés El Nombre Precioso. En algunos himnarios, el título se toma de la primera línea, Lleva el Nombre de Jesús contigo”. Ella escribió varios himnos más, pero este es el único que se canta comúnmente en la actualidad. William Howard Doane compuso la música para el texto y la publicó en el himnario “Oro puro para la escuela dominical” en 1871. El himno se hizo popular durante las cruzadas evangelísticas de Moody-Sankey a fines del siglo XIX. Las palabras del himno De Jesús el nombre invoca expresan el consuelo y el poder que se encuentran en el nombre de Jesús. El precioso nombre de Jesús es la única esperanza del cielo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. (Hechos 4:12). A continuación, damos paso a la lectura y canto del himno: De Jesús el nombre invoca De Jesús el nombre invoca, Búscale con vivo afán; Dulce hará tu amarga copa, tus pesares cesarán. Suave luz, manantial de esperanza, fe y amor; Sumo bien celestial, Es Jesús, el Salvador. De Jesús el nombre adora, que te sirva de broquel; Alma débil perturbada, hallarás asilo en Él. Suave luz, manantial de esperanza, fe y amor; Sumo bien celestial, Es Jesús, el Salvador. De Jesús el nombre ensalza, cuyo sin igual poder, del sepulcro nos levanta; Renovando nuestro ser.
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  • 241-lewis edgar jhones-hay poder en jesús
    2024/10/10
    Himno: Hay poder en Jesús Autor: Lewis Edgar Jones Lewis Edgar Jones nació el 8 febrero de 1865 en Yates City, Illinois, y murió el 1 de septiembre de 1936 en Santa Barbara, California. Creció en una granja en las afueras de Davenport, Iowa, hasta que se fue a los 21 años. Jones se graduó en el Instituto Bíblico Moody de Chicago, Illinois, en la misma clase que el evangelista Billy Sunday. También escribió bajo varios seudónimos Lewis Edgar Jones escribió casi 200 himnos durante su vida, muchos de los cuales todavía se cantan a diario en iglesias cristianas de todo el mundo. Algunas de sus obras incluyen: • Me he anclado en Jesús • Apóyate en sus brazos • El viejo libro se mantiene en pie • Algún día veremos al Rey y su himno más popular es: Hay poder en la Sangre. Como la mayoría de sus canciones, esta fue escrita después del discurso conmovedor de un predicador, en esta ocasión después de escuchar un mensaje sobre el Poder en la sangre de Jesús en un campamento en Mountain Lake, Maryland. Esta canción y otras que escribió siguen resonando en iglesias de todo el mundo. El hombre modesto no sabía que su pasatiempo de escribir himnos sería su legado más perdurable. A continuación, damos paso a la lectura y canto del himno: Hay poder en Jesús ¿Quieres ser salvo de toda maldad tan sólo hay poder en mi Jesús; ¿quieres vivir y gozar santidad? tan sólo hay poder en Jesús. Hay poder, poder, sin igual poder en Jesús, quien murió; hay poder, poder, sin igual poder, en la sangre que él vertió. ¿Quieres ser libre de orgullo y pasión? tan sólo hay poder en mi Jesús; ¿quieres vencer toda cruel tentación? tan sólo hay poder en Jesús. Hay poder, poder, sin igual poder en Jesús, quien murió; hay poder, poder, sin igual poder, en la sangre que él vertió. ¿Quieres servir a tu Rey y Señor? tan sólo hay poder en mi Jesús; ven y ser salvo podrás en su amor, tan sólo hay poder en Jesús. Hay poder, poder, sin igual poder en Jesús, quien murió; hay poder, poder, sin igual poder, en la sangre que él vertió.
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  • 240-abraham fernández -soberano señor de los mundos
    2024/10/03
    Himno: Soberano Señor de los mundos Autor: Abraham Fernández Autor Abraham Fernández, hijo de una mujer victoriosa, madre soltera, de finales del siglo XIX fue una de las únicas cristianas evangélicas norteñas en nuestro país México. Cuando se convierte a Jesucristo dedica toda su vida al Señor y también la de su hijo Abraham desde los 5 años para que fuera un hombre de Dios. Lo impulsó a estudiar mucho en la carrera de la vida cristiana, con el fin de que fuera un ministro de la Palabra. Habría de confrontarse con muchos obstáculos para obtener la preparación que dicha vocación demanda. No obstante, con fe invencible, logró vencer cada uno de ellos. Abraham Fernández fue uno de los primeros tres alumnos de la Escuela Bíblica del Dr. Henry Pratt situada en Laredo, Texas. Se le considera como uno de los graduados más eminentes de esa institución. Recibió su licenciatura para predicar el Evangelio en 1899 y fue ordenado al ministerio por el Presbiterio Western Texas en 1903. Su primer ejercicio como pastor fue la Primera Iglesia Presbiteriana Mexicana de San Antonio, ahora la Iglesia Presbiteriana Jerusalén, la cual había sido organizada ese mismo año. De 1906 a 1914, Abraham Fernández sirvió como pastor de la Iglesia Presbiteriana de Aguascalientes México, e impartió clases en el Colegio Morelos, escuela de la misión Presbiteriana en esa ciudad. Allí fue donde conoció a Elena Jáuregui, una alumna joven de la escuela que terminaría siendo su esposa. Una de las iglesias que pastoreó al regresar a los Estados Unidos fue la Primera Iglesia Presbiteriana Mexicana de El Paso, Texas. Allí estableció dos escuelas en la ciudad y siete misiones en el área circunvecina. Fue en una de esas misiones donde conoció e instruyó a dos hermanos jóvenes quienes posteriormente entraron al ministerio. Estos fueron Rubén y Guadalupe Armendáriz, ministros Presbiterianos. Abraham Fernández fue un traductor prolífico de textos, comentarios bíblicos, e himnos, un poeta innato que escribió más de mil poesías. Su más significativa contribución, sin embargo, fue como himnólogo. Redactó dos himnarios en español, “Cantos de Victoria”, y es autor de un buen número de himnos, algunos de los cuales aún entonan congregaciones de habla hispana por todo el mundo. Su más preciada composición probablemente es aquel canto evangélico que claramente nos dice cuál fue la meta de su vida: Sembraré la Simiente Preciosa. Dentro de sus composiciones y traducciones se encuentran entre otras; La cruz no será más pesada y Soberano Señor de los mundos himno al que a continuación damos paso a su lectura y canto. Soberano Señor de los mundos, Es tu imperio un imperio eternal; Tus mandatos, mandatos profundos Que deseamos con gusto acatar; Obedientes a ti, sometidos Estaremos por siempre jamás, Pues que somos por ti redimidos Y en tus leyes queremos andar. Con tu justicia llenarás el orbe, como las aguas han llenado el mar, y nada habrá que tu designio estorbe, porque tú para siempre has de reinar. Soberano Señor, Dios eterno, Tus decretos cumpliéndose están; En el cielo, la tierra, el averno, Todo a ti sujetándose está; Por lo mismo, nosotros estamos Sometidos a tu voluntad Y con santo desear esperamos Que establezcas tu reino de paz. Soberano Señor, justo y santo, Te proclaman la tierra y el mar: Sólo a ti levantamos el canto, Sólo a ti queremos cantar; Condesciende, Señor, y recibe El loor que tus hijos te dan, Condesciende, Señor, y reside Con nosotros por siempre jamás.
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  • 239-fanny crosby- oh que salvador
    2024/09/26
    Himno: ¡Oh, que salvador! Autor: Fanny Crosby Frances Jane Crosby nació en 1820 y perdió la visión desde muy temprana edad. A las seis semanas de vida le dio un resfriado y un médico del campo hizo un diagnóstico erróneo de su condición. Le recetó una medicina lo que hizo que Fanny perdiera la vista rápidamente. Mientras la mayoría de las familias se sentirían devastadas por tan abrumadora discapacidad, la familia de Fanny vio la pérdida como un acto de providencia divina. Su madre, Mercy Crosby, le enseñó, “a veces la Providencia priva a las personas de alguna facultad física para que el entendimiento espiritual pueda ser despertado a plenitud. La familia conocía a Dios como su “fuente de verdadero placer y creían que todo cuanto poseían –escaso o abundante- provenía de la mano de Dios. La abuela de Fanny la retó a luchar por su educación. Pasó incontables horas leyéndole a la joven Fanny largas porciones de literatura, poesía, y con más frecuencia, la Biblia. Mientras Fanny escuchaba, memorizaba capítulos enteros y largas porciones de los escritos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Desde niña pudo aprender de memoria los primeros cinco libros de la Biblia, en su totalidad. Fanny Crosby fue una prolífica poeta, letrista y compositora estadounidense, conocida principalmente por sus himnos cristianos. Aunque quedó ciega a las seis semanas de nacida debido a un tratamiento médico inadecuado, no permitió que su discapacidad la limitara. A lo largo de su vida, Crosby escribió más de 8,000 himnos, muchos de los cuales se convirtieron en himnos populares en iglesias de todo el mundo, como: • Roca de la eternidad • Más cerca, oh Dios, de ti • Oh que Salvador, ect El ministerio de Fanny Crosby fue profundamente influenciado por su fe cristiana y su deseo de compartir el mensaje del Evangelio a través de la música. Aunque inicialmente fue reconocida por su poesía, su verdadera vocación surgió cuando comenzó a escribir himnos. Su obra se centró en temas de redención, gracia y esperanza, siendo una de las figuras clave del movimiento de avivamiento en el siglo XIX. Crosby trabajó estrechamente con compositores como William Bradbury, Philip Bliss y Ira Sankey, quienes pusieron música a sus letras. Estos himnos fueron fundamentales en las campañas evangelísticas de la época, dirigidas por predicadores como Dwight L. Moody. Muchos de sus himnos se convirtieron en himnos estándar en iglesias protestantes y bautistas, con una gran influencia en la música cristiana hasta el día de hoy. Además de su obra como compositora, Crosby participó activamente en el ministerio social. Ella trabajaba en misiones urbanas de Nueva York, ayudando a los más pobres y marginados, especialmente mujeres y niños. En estos lugares, no solo ofrecía ayuda material, sino que también compartía su fe, utilizando la música como herramienta evangelizadora. Fanny Crosby creía firmemente que su ceguera la ayudaba a conectarse espiritualmente con Dios y con aquellos que sufrían, lo que le permitió tener un impacto aún mayor en su ministerio. Fanny nunca vio su ceguera como un descuido de Dios. Escribió y publicó muchos himnos hermosos, varios de los cuales se cantan hoy en día. Un día escribió: “parece que la providencia bendita de Dios decidió que yo fuera ciega toda la vida, y le agradezco a él por esta dispensación. Si mañana se me ofreciera una vista terrenal perfecta no la aceptaría. Probablemente no habría cantado hermosos himnos de alabanza a Dios si me hubiera distraído por las muchas cosas hermosas e interesantes que me rodean.” Fue esta conexión especial con Dios la que lo llevó escribir el himno himno Oh que Salvador. La melodía fue compuesta por William James Kirkpatrick. A continuación damos paso a la lectura y canto del himno: ¡Oh que Salvador! ¡Oh qué salvador es Jesús, el Señor! ¡Bendito Señor para mí! El salva al más malo de su iniquidad y le da socorro aquí. Me escondo en la roca que es Cristo, el Señor, y allí nada yo temeré; me escondo en la Roca que es mi Salvador, y en él siempre confiaré, y siempre con él viviré. Veré a los amados a quienes dejé, con ellos por siempre estaré. Más quiero aún al amado Jesús: sus glorias yo entonaré. Y cuando esta vida termine aquí, la lucha al fin dejaré; entonces a Cristo podré contemplar; loor a su nombre daré. Y cuando en las nubes descienda Jesús, glorioso en el mundo a reinar, su gran salvación y perfecto amor, por los siglos yo he de cantar.
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  • 238-eliza edmunds hewitt-grande gozo hay en mi alma hoy
    2024/09/19
    Himno: Grande gozo hay en mi alma hoy Autor: Eliza Edmunds Hewitt La letra del himno Grande gozo hay en mi alma hoy fue escrita por Eliza Edmunds Hewitt, Nació el 28 de junio de 1851 en Filadelfia, Estados Unidos. Se educó en las escuelas públicas de esa ciudad y, después de graduarse de la escuela secundaria para niñas, obtuvo un puesto como maestra Era una excelente alumna en la escuela en Pensilvania. El himno Grande gozo hay en mi alma es inspirado a través de un anecdótico suceso que sufrió cuando uno de sus alumnos le lanzó un objeto pesado en la espalda que la causó una enfermedad en la columna vertebral, que la obligó a permanecer recluida en el hospital durante muchos años con intensos dolores. Se recuperó parcialmente, pero estuvo inválida la mayor parte de su vida. Luego se dedicó a escribir himnos, algo que venía de familia: su primo era el himnista Edgar Page Stites. La historia de este maravilloso himno nació un día que después de estar varios días postrada, salió al patio de su casa en plena estación de primavera, ese día había un resplandeciente sol, todo lo verde alrededor, las flores la naturaleza y ese ambiente agradable hizo que su corazón se llenara de una tal alegría que ingreso nuevamente a su casa e inscribir la grandeza de Dios, inspirada a través de su creación. Fue en ese momento que se inspiró para escribir los versos que se convertirían en el estribillo del himno. Atrapo ese momento feliz para plasmarlo en el himno que hoy es cantado en muchas iglesias y que trae esa esperanza. Después Eliza trató de recomponerse pero aún sufría recaídas que las tuvo durante el resto de su vida, pero eso no evito que ella acudiese a la escuela dominical a compartir con los niños, se dice que tuvo hasta 200 niños a su cargo. Si ella no hubiera vivido una experiencia como esta tal vez hoy no existirían estos himnos, porque cada experiencia en nuestra vida tiene un propósito y un fin en el plan de Dios. Eliza murió el 24 de abril de 1920 en Filadelfia en Estados Unidos, escribió más himnos como: • Cuando todos lleguemos al cielo • Las pisadas del Maestro • Más sobre Jesús • Grande gozo hay en mi alma hoy entre otros. Fue un día feliz cuando la señorita Hewitt conoció a Fanny Crosby y su amor mutuo es una alegría para ambas. Durante una visita a los indios de la reserva Onondaga, ella fue adoptada por su tribu, y esta relación ha dado lugar a experiencias únicas y agradables. Después de todo, ¿qué himnos son tan queridos para nosotros como los antiguos favoritos de la iglesia? Al repasar mi vida, diría humilde y agradecidamente: Es la gracia la que me ha traído a salvo hasta aquí, y la gracia me llevará a casa. El himno Grande gozo hay en mi alma hoy ha sido cantado en muchas iglesias y congregaciones alrededor del mundo, y se ha convertido en uno de los himnos cristianos más populares y queridos, la canción ha sido interpretada por coros y artistas de renombre, y sigue siendo una fuente de inspiración y consuelo para los creyentes en todo el mundo. A continuación, damos paso al lectura y canto del himno: Grande gozo hay en mi alma hoy Grande gozo hay en mi alma hoy pues Jesús conmigo está y su paz que ya gozando estoy por siempre durará. Grande gozo, cuan hermoso paso todo el tiempo bien feliz porque veo de Cristo la sonriente faz grande gozo siento en mí. Hay un canto en mi alma hoy melodías a mi Rey en su amor feliz y libre soy y salvo por la fe. Paz divina hay en mi alma hoy porque Cristo me salvó las cadenas rotas ya están Jesús me libertó.
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  • 237-matt boswell-cristo, el ancla
    2024/09/12
    Himno: Cristo el ancla Autor: Matt Boswell Matt Boswell es un compositor de himnos muy respetado y una figura destacada en la música de la iglesia, actualmente es el pastor fundador de la Iglesia Trails en Prosper, Texas. Ha lanzado varios álbumes y ha sido autor o coautor de canciones ampliamente aclamadas, entre ellas se encuentran: • Ven a contemplar el maravilloso misterio • Nuestro Dios irá delante de nosotros • Cristo el ancla firme y fuerte No solo es muy respetado por sus himnos, sino también por su capacitación de líderes de adoración para el ministerio de la iglesia y actualmente es el pastor fundador de la Iglesia Trails en Prosper, Texas. Es el autor del libro Doxología y Teología: Como el Evangelio forma al líder de adoración. Boswell obtuvo su maestría en artes en ministerio de la iglesia del Seminario del Sur en 2013 y más tarde completó su doctorado en filosofía de adoración cristiana y espiritualidad bíblica en Southern. Su disertación es sobre la teología pastoral del Pacto de Charles Spurgeon. Antes de fundar la Iglesia Trails en 2018, Boswell fue pastor de adoración en la Iglesia Providencia en Frisco, Texas (2011- 2018) y en La Comunidad de Parques en Keller, Texas (2002-2011) y en la actualidad sigue sirviendo como pastor de la Iglesia Trails mientras enseña en Southern. Matt Boswell está casado con Yeimi y tienen cuatro hijos: Caden, Avery, Addison y Cannon. El mismo nos cuenta: Crecí en un hogar donde me enseñaron las Sagradas Escrituras y quién era Jesús desde que tengo memoria. A los siete años, me reconocí por mi pecado y supe que necesitaba un Salvador. Me arrepentí de mi pecado, confié en Cristo y me bauticé unos meses después. En mi adolescencia, comencé a tocar la guitarra y a escribir canciones. Esto se convirtió en una parte importante de mi vida y de mi crecimiento en Cristo. Desde entonces, me dedico a escribir himnos y dirigir música para la iglesia. En 2018, emprendimos la aventura de nuestra vida y plantamos The Trails con un grupo de amigos que se reunieron para ver cómo se plantaba una iglesia en el norte del condado de Collin. Estos han sido los años más gratificantes de mi vida y alabo a Dios por su bondad hacia nuestra familia de la iglesia. Es un privilegio increíble servir como pastor de The Trails y servir a esta congregación. Mi esperanza para The Trails es que el Señor continúe yendo delante de nosotros y que la gracia de Dios sature cada aspecto de nuestra congregación mientras buscamos glorificarlo haciendo discípulos. También soy profesor asistente en el Seminario del Sur en Louisville, Kentucky, donde enseño en el área de adoración corporativa, himnología e historia litúrgica. Matt Boswell hace énfasis en que los himnos que cantan como iglesia deben estar saturados de las maravillosas obras de Dios. Son pequeños mensajeros de las verdades que creemos; se cantan a los amigos inconversos. El canto es también una declaración maravillosa al mundo de nuestra unidad en Cristo. Juan 13:35 dice que el mundo sabrá que somos cristianos por nuestro amor. Por tanto, el canto congregacional es en sí mismo una apología de nuestra salvación compartida a un mundo que nos observa. A continuación, damos paso a la lectura y canto del himno: Cristo, el ancla firme y fuerte. Cristo, el ancla firme y fuerte, en furiosa tempestad; Cuando soplan fuertes dudas y mis velas no dan más. En la pena y en la tristeza, cuando sufra en el dolor; Yo me aferraré al ancla, pues jamás se moverá. Cristo, el ancla firme y fuerte, cuando ruge el temporal; Cuando tentación me ataca y parezco desmayar. Más profundo llega el ancla que mi culpa y mi maldad; Yo me aferraré al ancla, pues jamás se moverá. Cristo, el ancla firme y fuerte, bajo la incredulidad; No desmayes alma mía, en la cruz segura estás. Es mi prueba y mi certeza que Su amor no fallará; Mi esperanza está en el ancla, pues jamás se moverá. Cristo, el ancla firme y fuerte, cuando llegue el día final; Cuando se abra al fin la gloria y yo pueda descansar. Cruzaré el horizonte muy seguro con mi Dios; Toda calma será entonces, Ya no habrá más tempestad. Cristo, el puerto que nos salva para siempre fiel será; Confiaremos en el ancla, pues jamás se moverá.
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