Hablar de 2009 cuando uno se refiere a este cambiante mundo virtual en el que lo de hoy, mañana es Historia, es hablar del paleolítico. En aquel año y gracias a Arancha González, por entonces comercial de la radio, recibí en mi estudio a un alemán llamado Lutz Emmerich que necesitaba grabar unas cuñas. Se trataba de una pequeña empresa sueca que ofrecía algo tan curioso y sencillo como música a demanda a través de la web. En una época en la que íbamos con nuestros CD y mp3, fue bastante revolucionario poder poner en un buscador cualquier canción conocida y que empezara a sonar sin más. Aquel invento es Spotify, y a día de hoy aún sigo produciendo las auto promociones para España que tanto molestan con lo de “hazte premium ahora…”. Aquella pequeña empresa, cuya delegación en España estaba en un pisito de Madrid, en estos 12 años, ha conseguido remover la industria y la radio musical. Sí, la radio también. A principios de siglo, y por orden directa de asesores norteamericanos, se asesinó al locutor musical. La consigna, que algunos siguen dando, era “x minutos de música sin interrupción”. Sin darse cuenta, estaban diciendo que esa presencia humana era solamente una “interrupción”. Así pasaron los años hasta que vinieron las plataformas a poner no solamente música, sino la música que uno quiere. Eso provocó que los mismos asesores que mataron al DJ de radio musical, pidan ahora que los locutores sean estrellas, porque la música la ponen otros. Pero la mayoría de esas voces llevan muchos años escondidas tras un ordenador, dedicando más tiempo a la informática que a la creatividad. El único disc jockey que está mejor que nunca es uno que ha ido aprendiendo silenciosamente, tomando nota de todo lo que le piden, y analizando por qué. Se llama algoritmo, es quien gobierna las propuestas en las plataformas y ya no entiende sus decisiones ni quien lo creó. En medio de toda esta transformación, un “video jockey” norteamericano, que veíamos en aquella MTV de los 90, llamado Adam Curry creaba, el 13 de agosto de 2004, algo con un nuevo nombre: “Podcast”. “Pod”, porque lo escuchábamos en aquellos “IPod” de los que hablaba antes, y “cast”, porque se “emitía”, en inglés. Se trata de contenidos hablados que ya no necesitan una radio para ser distribuídos. Ahora la principal plataforma de música del mundo, tiene 180.000 podcast en español. Un océano de sonidos infinito y a demanda que no tiene ya nada que ver con aquel pequeño “Google” de 9 o 10 posiciones que era y es el dial de la radio. Eduardo Alonso es Head of Studios for Southern & Eastern Europe en Spotify, o, lo que es lo mismo, el que lidia con decenas de creadores de contenido para hacer crecer el fenómeno. Tiene ahora 33 años. Está contento de haber puesto por fin cuerpo, aunque cara todavía no por las mascarillas, a sus compañeros de Spotify. Le llegó el cargo en confinamiento y ha teletrabajado hasta ahora. Le sobra ilusión por el proyecto, y no puedo evitar recordar la que teníamos en la radio hace décadas, cuando nos dábamos cuenta de que era un fenómeno en expansión. --- Send in a voice message: https://podcasters.spotify.com/pod/show/juanmaortega2/message Learn more about your ad choices. Visit megaphone.fm/adchoices
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