NADIE PUEDE SALVAR A NADIE
La vida de los hombres le pertenecen al único Dios verdadero. Al único Dios que creó el universo y todo lo que en él subsisten. El ser humano es la corona de su creación, por tal razón, su vida le pertenece a Él. Pese a que la vida del hombre le pertenece a su Creador, el hombre en el momento que ingresó el pecado a este mundo, embargó su vida al poder del pecado, por eso su vida está bajo condenación. De esta terrible condenación, el hombre por sí solo no puede alcanzar la libertad, sino que necesita de alguien que pueda pagar el alto precio que cuesta su vida delante de Dios. Este precio no puede ser cubierto ni con todos los tesoros del mundo, por eso el Salmista acertadamente lo puso por escrito para que toda la humanidad comprenda que nadie podrá pagar a Dios para hallar su libertad. El salmista escribe: “Nadie puede salvar a nadie, ni pagarle a Dios rescate por la vida. Tal rescate es muy costoso; ningún pago es suficiente.” Salmos 49:7-8 NVI.
En la época del Antiguo Testamento, en el mercado de esclavos, este tenía que redimirse o rescatarse a sí mismo para quedar en libertad. Para esa redención, el esclavo o algún familiar, tenía que pagar un alto precio para que se efectúe el rescate, caso contrario no encontraba la redención y seguía bajo la esclavitud. Desde la incursión del pecado en este mundo, el hombre vive bajo la esclavitud del pecado. En contraste a la esclavitud física, la esclavitud del pecado, no puede ser redimida bajo un pago en efectivo, ya que no existe dinero en el mundo que sea suficiente para cubrir ese rescate.
Ni con todas las buenas obras, ni con todo el dinero del mundo, se puede pagar a Dios para encontrar la salvación, pues el rescate del alma es muy costoso; ningún pago será suficiente. Ningún hombre estaba en capacidad de salvar a otro hombre, debido a que todos están bajo la misma esclavitud del pecado. Por eso, fue imprescindible que el Hijo de Dios viniera a este mundo a redimir al hombre. Cristo Jesús pagó el alto precio para dar libertad al hombre de la esclavitud del pecado, a fin de que comience a disfrutar de una vida nueva con Él.
No hay forma de que una persona compre la vida eterna con Dios, para ser totalmente libre de toda condenación. Sólo Dios puede redimir al hombre y darle total libertad para que entre a morar en el reino de los cielos. No contemos con nuestras buenas obras, ni con nuestras riquezas para encontrar la redención para nuestra alma. Nada de lo que hagamos puede darnos la salvación y la vida eterna. Solo Cristo Jesús puede darnos la libertad del pecado, porque Él pagó un alto precio que nadie más pudo pagar. Entreguemos nuestra vida a Cristo y encontremos la salvación y la libertad del pecado.