Las investigaciones han mostrado que la mayoría de lo que vemos en las redes sociales es realmente falso y crea una comparativa que es prácticamente imposible de alcanzar. Sitios de redes sociales como Facebook e Instagram ahora son utilizados por más de mil millones de usuarios, o casi el 20% de la población mundial. Las redes sociales son una gran fuerza y tocan la vida de la mayoría de las personas, especialmente cuando el distanciamiento y aislamiento social, el aprendizaje remoto y las restricciones de viaje nos mantienen alejados de amigos y familiares.

Sin embargo, es importante recordar que las redes sociales pueden permitir a los individuos presentar diferentes aspectos de quiénes son en línea, como son su yo real, su yo ideal o su yo falso. La elección de cuál es el yo que se presenta tiene múltiples facetas. Algunas personas pueden elegir presentar un cierto yo para ganar aceptación, para ganar la aprobación de otros o para ayudar a construir una nueva identidad.

Las investigaciones también han demostrado que los individuos que experimentan dudas sobre sí mismos tienen más probabilidades de presentar un yo idealizado o falso en línea. Las dudas sobre uno mismo pueden presentarse en individuos que sufren de ansiedad, preocupación, mal humor, envidias o celos. Y realmente, durante esta pandemia, ¿quién no se siente un poco ansioso y más lleno de preocupaciones? Además, los investigadores han encontrado que los individuos que son extrovertidos tienden a usar más redes sociales como Facebook e Instagram que los introvertidos. Por lo tanto, los individuos extrovertidos con dudas sobre sí mismos tienen la mayor probabilidad de presentar solo su yo ideal o falso en línea. ¿Cuál es la motivación para esto?

Las tradiciones adquieren importancia porque son actividades fijas que se repiten con regularidad. Las tradiciones pueden servir para marcar el ritmo del día, de la semana, del mes y del año. Las tradiciones son actividades que podemos definir y personalizar, y luego repetir de la manera que consideremos apropiada para nuestra familia. En última instancia, las tradiciones comunican valores: muestran qué es importante y por qué lo es. Pero lo mejor de las tradiciones es la posibilidad de llevarlas con uno mismo pase lo que pase, porque son actividades que se hacen casi siempre en casa. Todos podemos utilizar las tradiciones para hacer de nuestros hogares una “zona segura” donde mantener el control ante el cambio de la vida. En última instancia, esto inculca un sentimiento de familia, valores y pertenencia, especialmente con los niños.

Ahora bien, las tradiciones incluyen tanto las generales aceptadas por la sociedad relacionadas con las fiestas, como preparar determinadas comidas o decorar el hogar, como las tradiciones cotidianas que utilizamos para enseñar a nuestros hijos cómo es y cómo se comporta la familia. Ambos tipos son útiles porque marcan circuitos temporales distintos. Las tradiciones navideñas marcan el año natural, mientras que las tradiciones cotidianas crean una rutina y un flujo particular dentro de la familia. Algo en lo que los niños pueden confiar y de lo que pueden depender.

Nos acercamos a esa época especial del año en la que algunos niños empiezan a escribir cartas a Papá Noel con sus deseos navideños, otros niños celebran el Festival de la Luz de Hanukkah durante 8 noches y otros honrarán a Kwanzaa aprendiendo los Siete Principios durante una semana de celebración. La mayoría de estas celebraciones implican la entrega de regalos, por lo que también es la época del año en la que los padres empiezan a sentir dudas sobre qué juguetes son apropiados para sus hijos.

Es difícil escapar de la influencia persuasiva que ejercen las empresas de publicidad, aunque estés atento a ella. Y es prácticamente imposible que nuestros pequeños no se dejen influenciar por lo que ven en los anuncios, la colocación de productos en sus vídeos favoritos de YouTube y los anuncios emergentes mientras pasan el rato en Internet. Y para nosotros, como padres, es difícil no comprarle a tu hijo lo que todo el mundo tiene. Entre los padres también existe una verdadera presión social.

Así pues, este episodio se ha desarrollado teniendo en cuenta todas estas influencias y como una forma de contrarrestar algunas de las presiones que sentimos durante esta época de celebraciones y regalos. Entiendo que cada una de estas celebraciones especiales es mucho más que regalos, pero la sociedad moderna y la cultura occidental se centran mucho en el aspecto material de las fiestas. Y aunque la parte material suele ser la menos relevante para la fiesta en sí en comparación con las partes religiosas o culturales, el lado material es lo que a menudo conduce a sentimientos de frustración o confusión. Por eso quiero dedicar tiempo a este aspecto concreto de las fiestas.