El diario cierra con Antonio, quien conoce la soledad desde una residencia. El escritor del diario indaga en la vida de este hombre, y cuanto más hablaba con él, más le interesaba saber por qué estaba siempre tan solo. ¿Le queda alguna esperanza cuando ni la familia ni los amigos están?

A raíz de una página del diario, hablamos de los estigmas de viajar en soledad. La soledad no molesta; la soledad buscada y deseada. Un viaje que empezó con tres amigas, y que continuó con una de ellas alargando la estancia para pasar unos días consigo misma. Con sus pros, y con sus contras.

La cara más extrema de la soledad. En el diario, el protagonista habla de una conversación que tuvo con William, un joven a quien secuestraron en Venezuela cuando tenía apenas 10 años. Las condiciones extremas a las que se enfrentó William en ese momento se vieron agravadas por el aislamiento y la soledad que le acompañaron durante los diez días de su secuestro.

Un nuevo capítulo del diario. En este episodio, cruzamos a niños de hoy con los que fueron niños ayer, como es el caso del protagonista del diario, para comparar las distintas formas que tienen estas dos generaciones de entretenerse. Una nueva pregunta se plantea en las páginas del diario. ¿Los niños y niñas de hoy se ven afectados por la soledad tecnológica?

Se abre el candado y caemos en el diario abierto. Una visión de la soledad desde diferentes perspectivas. ¿Es la soledad siempre mala? ¿Es lo mismo estar solo que sentirse solo? Son las preguntas por las que navegamos a través de este diario abierto.

Tráiler de Querida soledad, un pódcast sobre la soledad. Diferentes edades y distintos recorridos.