SIERVOS DE DIOS
1 CORINTIOS 3:5 Después de todo, ¿quién es Apolos?, ¿quién es Pablo? Nosotros sólo somos siervos de Dios mediante los cuales ustedes creyeron la Buena Noticia. Cada uno de nosotros hizo el trabajo que el Señor nos encargó. 6 Yo planté la semilla en sus corazones, y Apolos la regó, pero fue Dios quien la hizo crecer. 7 No importa quién planta o quién riega, lo importante es que Dios hace crecer la semilla. 8 El que planta y el que riega trabajan en conjunto con el mismo propósito. Y cada uno será recompensado por su propio arduo trabajo. NTV.
Dentro del proceso agrícola, existen diferentes etapas para la producción de granos y semillas. Cada una de estas etapas son importantes y vitales para esta producción, sin alguna de estas etapas, no existiría alimentos para el consumo humano. Sin una correcta producción agrícola, los graneros quedarían totalmente vacíos, los mercados desabastecidos, y la hambruna no tardaría en manifestarse dentro de la población. Pero con una correcta producción agrícola, habría granos y semillas suficientes para saciar el hambre de todas las personas. Cada una de las etapas del proceso agrícola son de vital importancia para que exista alimentos en abundancia, por eso nadie debe menospreciar alguna etapa de esta producción, ni dar relevancia a una más que otra. De la misma manera que todas las etapas del proceso agrícola son importantes, las diferentes etapas del proceso para llevar a las personas a los pies de Cristo, son importantes.
Para obtener frutos, el agricultor primero tiene que sembrar la semilla, luego tiene que cuidarla y regarla constantemente para que no le falte agua, y, por último, tiene que recoger los frutos para guardarlos en los graneros. Si alguna de estas dos etapas no se cumple, difícilmente se tendrán alimentos en los graneros. Algo similar ocurre con la evangelización, para que una persona acepte a Jesucristo, primero se tiene que sembrar la semilla del evangelio en el corazón de los hombres, luego se tiene que discipular para que se afiance en el camino de la salvación y la vida eterna. Ninguno de estos dos procesos, es más importante que el otro, los dos son vitales para que una persona se acerque a los pies de Cristo. Además, es Dios quien transforma el corazón de la persona para que acepte el evangelio de la cruz, por eso, ningún creyente tiene que dar más relevancia a los siervos que evangelizan o a los que discípulan, ya que los dos están al servicio de Dios, y es Dios quien hace que el proceso de evangelización y discipulado tengan éxito en la vida de las personas.
Ante los ojos de Dios, ningún ministerio cristiano es más importante o relevante que el otro, ni tampoco un siervo es más importante que el otro, toda labor ministerial que cumpla un siervo de Dios en el cuerpo de Cristo, tiene el mismo valor para Dios, por eso nadie debe jactarse del ministerio que lleva adelante. Además, el éxito de cualquier labor ministerial que realice el creyente, lo da Dios, y si Él no interviniese, todo ministerio cristiano fracasaría rotundamente. Todos los creyentes que llevan adelante un ministerio en sus congregaciones, deben trabajar en conjunto y con un solo propósito, ya que todos están al servicio de Dios. Al trabajar conjuntamente como un solo cuerpo, podrán alcanzar a más personas con el poder del evangelio y discipularlos para que reconozcan a Jesucristo como su Señor y Salvador. Además, al trabajar de esta manera pacífica y armónica, tendrán la aprobación de Dios y recibirán su recompensa a su debido tiempo, por su arduo trabajo en la tarea de expandir el evangelio de Cristo a todas las personas del mundo, tal como fue su mandato antes de regresar al reino de su amoroso Padre Eterno
Queridos hermanos. Dentro de nuestras congregaciones es frecuente dar más valor a un ministerio que al otro, pero esto no tiene que ser así, todos los ministerios tienen que tener el mismo valor y la misma relevancia, ya que todos los ministerios que se desarrollan dentro de la iglesia son para servir a Dios y a su pueblo amado.