Un alma en Cristo UAC

著者: Un alma en Cristo
  • サマリー

  • La Asociación Grupo de María Auxiliadora les invita a escuchar los audiolibros de Un alma en Cristo.
    Los audios son mensajes de Cristo a un alma escogida, sus palabras son un testimonio del amor de Dios por los hombres. _Dios nos habla a todos y nos ama a todos por igual._

    Jesús le dice:
    «Yo soy Dios de todos y para todos, jamás hablo solo para un alma, mis palabras son para todos mis hijos y me prodigo por doquier para aquel que quiera escucharme» 11 de enero de 1983
    Grupo de María Auxiliadora
    続きを読む 一部表示
activate_samplebutton_t1
エピソード
  • 01 Enero 1989 Presentación Libro II Un alma en Cristo UN ALMA EN CRISTO (1989) Libro 2
    2024/10/06
    Un alma en Cristo https://unalmaencristo.my.canva.site/redessociales 🎧 Audio 01 📕 Libro II Un alma en Cristo Otoño 1995 PRESENTACIÓN Sólo Dios es santo y sólo Él puede hacernos santos. La autora de este libro –una madre de familia que vive y trabaja en el área metropolitana de Barcelona– lo sabe muy bien porque, con la ayuda de la luz de Dios, es plenamente consciente de sus limitaciones y miserias. Por eso no cesa de admirarse y de preguntar el porqué de la elección que Dios ha hecho de ella, sintiéndose tan indigna. En el primer volumen de Un alma en Cristo, varios centenares de lectores han podido ya descubrir cómo procede el Divino Pedagogo, Cristo, Maestro y Señor, para ir elevando el alma por caminos de fe, esperanza y caridad. También han podido ver cómo Él prepara al alma para que ésta pueda desempeñar la misión que le asigna en la vida temporal, en el seno del Pueblo de Dios.
    En el caso de Dolores, la misión es la de fundar y dirigir una obra evangelizadora para con los enfermos que se encuentran solos en los grandes hospitales de nuestras ciudades. Aquel primer volumen […], comprendía las entradas del «Diario de Dolores» correspondientes a los años del 1983 al 1988, ambos inclusive, además de una autobiografía breve, «Mi vida», en la cual la autora contaba el itinerario de su conversión y su encuentro en Cristo. En este segundo volumen, Un alma en Cristo (II), se contienen las entradas posteriores de dicho Diario correspondientes al período 1989-1993. Este volumen, lo mismo que el anterior, sale a la luz por una expresa Voluntad Divina, manifestada a Dolores y contrastada por el recurso a la obediencia eclesial, camino seguro en las aventuras de la vida sobrenatural. Un alma en Cristo (II), sigue siendo tan actual como el primer volumen. Está lleno de doctrina y de sabiduría cristiana práctica. Dolores, con la sencillez, confianza y abandono que la caracterizan –y también con su carácter vivo y directo, que le ocasiona no pocos disgustos–, le pregunta al Señor acerca de las cuestiones prácticas de la vida de familia, del trabajo profesional fuera de su casa y de la actitud en el Grupo apostólico que dirige. También le cuestiona sobre cómo ejercer, en su caso, el deber social del voto político, sobre la eficacia de las Misas gregorianas, la ordenación sacerdotal de mujeres, el fuego del Infierno... En todas ellas obtiene una respuesta congruente con la palabra de Dios revelada, pero actualizada por la Voz que Dolores escucha; la Voz sin la cual, como ella explica, ya no le sería posible vivir. Lector amigo, sumérgete en estas páginas; léelas despacio y medítalas. Pide las luces del Espíritu Santo para poder hacerlo con aprovechamiento. Irás así descubriendo la presencia divina dentro de ti, a la vez que te irás también conociendo a ti mismo cada día mejor. Un Sacerdote Otoño 1995. Grupo María Auxiliadora. Un alma en Cristo Libro II
    続きを読む 一部表示
    8 分
  • 225 017 MI VIDA – TRABAJANDO EN EL HOSPITAL Segunda parte UN ALMA EN CRISTO (1989) Libro 1
    2024/09/21
    Un alma en Cristo https://unalmaencristo.my.canva.site/redessociales 🎧 Audio 225 📘 Libro I Un alma en Cristo Capítulo II. MI VIDA Trabajando en el Hospital (II) Vuelvo atrás en mis recuerdos y diré cómo conocí al Dr. N. N. Yo iba a las clases de la Srta. Benedicta Dáiber. No encontraba confesor; los que había conocido no me gustaban, no me iban. Le pregunté a la Sra. Benedicta si conocía algún sitio, alguna Iglesia que fuese de su agrado para ir a confesar. Ella me dijo que iba mucho a Nuestra Señora de Montalegre, la iglesia de la antigua Casa de la Caridad. Fui y me gustó; sobre todo porque me lo había aconsejado mi querida amiga. Pero no acababa de coger a nadie. Lo que contaré a continuación, no es que sea nada raro, sino que veo en ello la mano del Señor para que escogiera el confesor que me convenía. Veréis, yo fui una de las veces a Montalegre y, por casualidad, confesé con el Dr. N .N. Me gustó su forma clara y decidida de hablar. Le pregunté cómo se llamaba y me lo dijo. Ya no fui más en todo un año. Durante ese año pasó algo que hizo que al final me decidiera a volver. Yo tenía un perrito, un bóxer, que era precioso. Lo crié y él siempre venía detrás de mí. (Me voy de un lado a otro, pero no sé cómo explicar las cosas mejor para que me entiendan). Hacía tiempo que yo le pedía al Señor poder «ver» la muerte, no tenerle miedo. Quería familiarizarme con ella para que, cuando me llegara la hora, no le tuviera miedo. Pues bien, vuelvo al perro. Se puso enfermo el pobre animal. La voz me dijo que no era nada. Yo le hice manzanilla y esperé. Al día siguiente continuaba igual. La voz continuaba diciéndome que no era nada. A los tres días al ver que el perro estaba peor, lo llevamos al veterinario. Este le recetó unas pastillas. El pobre me miraba con tanta tristeza como podía. Le daba un yogurt de vez en cuando. Yo estaba decepcionada. La voz me decía que no era nada, pero mi perro empeoraba. Había que darle al perro la última pastilla a las doce de la noche. Yo no me encontraba bien y quería acostarme. Mi hijo se ofreció para esperarse y ayudarme a darle la pastilla. Bajamos al piso de abajo y el perro estaba en su caja. La cabeza la tenía colgando; los ojos, vidriosos, me miraban con angustia; los labios, lacios, se doblaban y los dientes estaban muy apretados. No puedo expresar lo que sentí. No era simplemente la muerte de un perro, sino que fue mucho más. Para mí fue ver la muerte, el horror, lo trágico, el espanto de la propia destrucción: cuando la vida se va y el cuerpo queda en nada. Estuve llorando toda la noche y todo el día. No lloraba tanto a mi perro, como el engaño de la voz, y el espanto de la muerte.
    Era la una del mediodía cuando comprendí que no podía estar como hasta entonces. Era necesario que a mi alma la aconsejara alguien. Entonces me acordé de aquel sacerdote que me había confesado hacía más de un año, y al cual había pedido su teléfono. Llamé enseguida y, cuál no fue mi sorpresa, oír que él era el que cogió el teléfono. Entonces lo encontré casi normal, pues yo no conocía aún a ese sacerdote. Hoy veo que fue una gracia de Dios, ya que el doctor N. N. es un hombre muy ocupado, viaja mucho y, por ello, es difícil encontrarlo.
    Por teléfono le pedí si quería hacerse cargo de mi alma, y me dijo que, de acuerdo, que fuera. Le dije que le tenía que explicar toda mi vida. Para charlar entramos en un despacho grande donde había varias mesas de trabajo. Me gustó el detalle que tuvo cuando se sentó detrás de la mesa para escucharme y sacó un crucifijo grande y lo puso encima. Aquel crucifijo me dio valor y confianza. Así mosén N. es mi confesor y estoy convencida de que, por la gracia de Dios, en él descansa mi alma. Bendigo al Señor por darme tanta ayuda. 𝑮𝒓𝒖𝒑𝒐 𝑴𝒂𝒓í𝒂 𝑨𝒖𝒙𝒊𝒍𝒊𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 (1989). 𝑼𝒏 𝒂𝒍𝒎𝒂 𝒆𝒏 𝑪𝒓𝒊𝒔𝒕𝒐. 𝑳𝒊𝒃𝒓𝒐 𝑰
    続きを読む 一部表示
    10 分
  • 224 016 MI VIDA – TRABAJANDO EN EL HOSPITAL Primera parte UN ALMA EN CRISTO (1989) Libro 1
    2024/09/21
    Un alma en Cristo https://unalmaencristo.my.canva.site/redessociales 🎧 Audio 224 📘 Libro I Un alma en Cristo Capitulo II. MI VIDA Trabajando en el Hospital (I) Bien, continúo,ya he rogado al Espíritu Santo que me ayude a recordar, y sobre todo a saberlo escribir dando el sentido exacto de la realidad.
    Como estaba tan sorprendida con lo que me pasaba, me consideraba fuera de lo normal. Por eso empecé a buscar a personas a quienes les hubiera pasado, más o menos, lo mismo que a mí. Me aconsejaron que leyera a Santa Teresa. Empecé a hacerlo, pero tenía tan poco tiempo que cogí la costumbre de leer tres hojas cuando estaba ya en la cama. Luego rezaba el Santo Rosario. Una noche, como todas, así lo hice. Tenía encima de la mesita de noche unas hojas del colegio de mi hija que eran una convocatoria para una reunión de padres. Había leído en el libro de Santa Teresa cuando Jesús le habla por primera vez. Recuerdo que me impresionó mucho y lloré. Me sentía identificada con ella. Dejé sobre la mesita las hojas y el libro cerrado de la Santa, y me dispuse a empezar el rezo del Santo Rosario. De pronto oí como unos fuertes arañazos, como si rasgaran un papel. Es cosa rara, pero no sentí miedo. Me dije: «Bueno, por lo fuerte que rasgan el papel, deberá moverse». Y me quedé mirando un poquito. No vi que nada se moviera. Más tarde pasó lo mismo otra vez. Y así hasta tres veces. Yo continué observando, pero nada vi. A la noche siguiente, cuando ya no me acordaba de lo sucedido, al abrir el libro por la señal donde lo había dejado, vi, con sorpresa, que las hojas que había leído la noche anterior estaban rasgadas, con cortes de diversas formas. Pregunté, y la voz me dijo que era para que viera que no era una ilusión, un hecho irreal, sino una realidad. La voz me decía que debía dejar la tienda y que debía ir a trabajar a un hospital. Todo esto era muy penoso para mí pues no sabía cómo dejar la tienda, ya que estábamos llenos de deudas. Por otra parte, la verdad es que había perdido todo el interés que tuve en otro tiempo por ella. Recuerdo que la moda llegó a ser toda mi vida. Cuando veía entrar a una señora, con mi imaginación ya la había vestido. Pero últimamente llegué a no saber vestir a nadie ¡Qué me importaba cómo fuese vestida una persona! La voz insistía. Yo iba al colegio de adultos, estaba en la tienda, en casa tenía a mi suegra y una mujer que venía dos veces por semana. Suelo decir que cuando el Señor te dice: «Camina», y tú te pones a caminar, Él va y te pone el pie... Al menos ésta es la sensación que yo tuve. Tenía que dejar la tienda, debía estudiar, ir a un Hospital... y lo logré. Pero cuando estaba haciendo el graduado escolar, trabajando por la mañana, haciendo un cursillo de auxiliar de clínica, mi suegra se puso enferma.Cuando terminé el cursillo de auxiliar de clínica, me mandaron a hacer las prácticas al Hospital Clínico de Barcelona, en la sala de traumatología. Como la voz no dejaba de decirme que debía luchar por quedarme a trabajar en el hospital, hablé con la supervisora y le rogué que, cuando hubiera terminado las prácticas, me gustaría quedarme. Ella accedió y me quedé. Trabajaba en el hospital de ocho de la mañana a tres de la tarde. Mientras tanto mi suegra quedó inválida y estaba cada día peor. Necesitaba a una persona para ella sola. A mí me remordía la conciencia tener que dejarla todos los días para ir al hospital. Se lo planteé a mi suegro, y él me dijo que no dejara el trabajo. Cuando yo planteaba a la voz qué debía hacer, me contestaba: «Deja que los muertos entierren a sus muertos». Fue una temporada muy dura. Ahora lo comprendo; entonces no lo comprendía. Había dejado la tienda, con no pocos problemas, con mi amiga, y porque no había nadie para traspasarla; y, si no la traspasaba, no podíamos pagar. Mi suegra tenía arteriosclerosis y cada día estaba peor. De día dormía y de noche no nos dejaba dormir. 𝑮𝒓𝒖𝒑𝒐 𝑴𝒂𝒓í𝒂 𝑨𝒖𝒙𝒊𝒍𝒊𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 (1989). 𝑼𝒏 𝒂𝒍𝒎𝒂 𝒆𝒏 𝑪𝒓𝒊𝒔𝒕𝒐 𝑳𝒊𝒃𝒓𝒐 𝑰
    続きを読む 一部表示
    10 分

あらすじ・解説

La Asociación Grupo de María Auxiliadora les invita a escuchar los audiolibros de Un alma en Cristo.
Los audios son mensajes de Cristo a un alma escogida, sus palabras son un testimonio del amor de Dios por los hombres. _Dios nos habla a todos y nos ama a todos por igual._

Jesús le dice:
«Yo soy Dios de todos y para todos, jamás hablo solo para un alma, mis palabras son para todos mis hijos y me prodigo por doquier para aquel que quiera escucharme» 11 de enero de 1983
Grupo de María Auxiliadora

Un alma en Cristo UACに寄せられたリスナーの声

カスタマーレビュー:以下のタブを選択することで、他のサイトのレビューをご覧になれます。