Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

著者: Juan David Betancur Fernandez
  • サマリー

  • Este podcast está dedicado a los cuentos, mitos y leyendas del mundo.
    © 2024 Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
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あらすじ・解説

Este podcast está dedicado a los cuentos, mitos y leyendas del mundo.
© 2024 Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
エピソード
  • 611. Heracles y el Jabalí de Erimanto
    2024/11/25

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    Juan David Betancur Fernandez
    elnarradororal@gmail.com

    Hoy continuamos con otra de las 12 tareas de hercules.

    Había una ver un héroe griego semi dios llamado Heracles o hercules para los romanos

    Heracles como veíamos hace algunos cuentos atrás había cometido el peor de los crímenes contra su propia famila y necesitaba pedir perdón y lo obligaron a ser el esclavo de el rey Euristeo y tenía que hacer lo que este rey le ordenara. Después de cazar al leon de nemea, a la hidra de lerna y de atrapar a la cierva de cerinia

    Euristeo que ya estaba cabezon con la eficiencia de hercules le dijo.

    Entonces Heracles… ahora si te voy a poner algo tenaz. Te toco ir.a atrapar el Jabali de erimanto

    El jabalí que vivía en la montana de erimanto tenía fama mundial por que era bien malo,

    Pero no solamente tenía que atraparlo, lo tenía que traer al palacio de el; rey Euristeo.

    Debía cazar al jabalí de Erimanto y debía, ahí es nada, traerlo vivo a palacio.

    ¿Y qué tenía de especial este jabalí para que Euristeo lo considerase una presa tan preciada?, El jabalí era tan fuerte que era capaz de tumbar un árbol de un solo envion y tenía la fea constumbre de matar el ganadito y a los hombres que por allí se veían caminando. Ese jabalí era bien mala leche.

    . Todos los días el jabalí bajaba de su guarida en la montaña atacando, hiriendo y comiéndose cuanto se encontraba en su camino. Una presa complicada, como siempre, a la que se debía enfrentarse Hércules.

    En cuanto le asignaron ese trabajito Heracles se puso en camino pero al poner la dirección en su gps se dio cuenta que eso estaba bien lejos y decidio parar donde su amigo el centauro Folos para descansar y tomarse un buen vinito.

    Folos era un centauro, como quien dice mitad caballo y mitad humano. Y le fascinaba el buen vino. Y parece que tomaba bastantico. De ahí viene el dicho de bebe como un caballo.

    El punto es que Heracles se sentó a tomar y a tomar vino del bueno durante la noche, pero a medida que pasaba la noche y el vino fluia y la conversación se ponía más interesante a Heracles le fue dando mucha sed y le pidió a su amigo Folos que le regalara un poco de el vino que había escondido el dios Dionisio para ocasiones especiales

    Y Folos muy amablemente saco de la cueva el vino y comenzó a servirlo. Pero como este vino era tan exquisito y producia un olor tan estupendo los demás centauros lo olieron y desde leguas a la redonda comenzaron a correr hacia donde estaba Heracles y su amigo Folos.

    Y allí llegaron los demás centauros en tropel y bastante enojados porque cada que ellos le pedían a Folos que sacara el vino de Dionisio, este les decía que no que porque ese vino era solo para las visitas. Así que se aguantaran las ganas.

    Y allí llegaron los centauros armados con piedras, hachas, antorchas y rodearon a Heracles y a Folos.

    Pero Heracles que no era ninguna perita en dulce se levanto, tomo sus flechas envenedadas con la sandre de la hidra de lerna y saltando por los aires empezó a lanzar flechas envenenadas a diestra y siniestra.

    Y allí cayeron muchos centauros y solo unos pocos escaparon con vida.


    Pero la suerte no acompano a Folos ya que tomo una de las flechas que habían matado a los centauros y se maravillaba que algo tan pequeño fuera tan mortal, Pero la flecha se le resbalo y le cayo en un pie. Y el veneno hizo efecto y lo mato

    Después de derrotar a los centauros y con el corazón

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    8 分
  • 610. El ministro inteligente
    2024/11/21

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    Juan David Betancur Fernandez
    elnarradororal@gmail.com

    Había una vez un ministro del emperador que tenía fama de sabio. Todo el mundo le alababa, pero nadie sabía decir por qué.

    -Ese hombre es tan tonto como nosotros -comentó un campesino con sus amigos. Sólo porque tiene poder, la gente piensa que es inteligente.

    -Si es así, ¿por qué no le desenmascaras? A lo mejor el emperador te nombra ministro.

    -Lo haré -respondió el campesino. De eso podéis estar seguros -y todos se echaron a reír, porque pensaban que entre los animales y los hombres que labran la tierra no hay mucha diferencia.

    Sin embargo, el campesino poseía una inteligencia despierta y una valentía sin límites. En cuanto llegó a su casa se disfrazó de monje y se lanzó a los caminos.

    -Una limosna -decía cada vez que se cruzaba con alguien. Nuestro monas-terio es rico, pero quienes lo habitamos somos pobres.

    Raramente se marchaba con las manos vacías. Su interpretación era, de hecho, tan perfecta que un día hasta su mismo padre le echó una moneda.

    «iNo me ha reconocido! -se dijo. alborozado, el campesino. Creo que estoy ya preparado. ¿Para qué perder más tiempo?»

    Entonces se dirigió al embarcadero. Lo usaban sólo los comerciantes para atravesar con sus riquezas el río. Siempre estaba protegido por soldados y no permitían que nadie se acercara a él.

    -No puedes entrar -dijeron al verle. Por aquí pasa tanto dinero que, si no andamos con cuidado, más de un ladrón haría su agosto.

    El campesino hizo como si no hubiera oído y siguió adelante.

    -Bah, déjale -dijo uno de los soldados. Es un pobre monje. ¿Qué mal puede hacer?

    Sin embargo, a los comerciantes no les pareció bien que una persona así atravesara con ellos el río. No estaban equivocados. Apenas se despegó el barco de la orilla, el falso monje empezó a repartir entre ellos cuentas para recitar los cien nombres de Buda y dijo:

    -Vosotros chupáis la sangre al pobre y engordáis con ella. Arrepentíos y quizá logréis romper el penoso ciclo de la reencarnación.

    Algunos estaban tan asustados por la velocidad de la corriente que preguntaron:

    -¿Qué podemos hacer? ¡Nosotros somos comerciantes! El falso monje respondió:

    -Repetid los cien nombres de Buda.

    Los comerciantes así lo hicieron, pero el monje no parecía satisfecho.

    -¿Es que no notáis la presencia de la muerte? -gritaba sin cesar. ¡Repetid con más fuerza los cien nombres del Inmutable!

    Los comerciantes los recitaron con tanto empeño que se hipnotizaron unos a otros y cayeron en trance. Entonces el campesino les robó todo lo que llevaban y se marchó nadando hacia la otra orilla.

    En cuanto se enteró de lo ocurrido, el ministro sabio no salía de su asombro.

    -¿Que un monje ha desvalijado el barco de los comerciantes? -preguntaba, irritado.

    -Sí -respondieron algunos de ellos. Ha sido un castigo divino. Nosotros mismos vimos cómo el monje volaba por los aires.

    El pueblo se enteró de lo ocurrido y empezó a comentar:

    -Nuestro ministro no es tan sabio como creíamos. Si un monje es capaz de robar y quedar impune, ¿qué no podrá hacer un bandido?

    Aquella noche el campesino volvió a preguntar a sus amigos.

    -¿Veis cómo tenía razón? Hasta las personas más ignorantes se han dado cuenta de que nuestro ministro es incapaz de capturar a un pobre monje.

    -¿De qué te extrañas? -le respondieron. Ese hombre era un enviado de Buda. ¿Cómo se puede apresar a quien puede volar por los aires?

    El campesino tuvo, pues, que volver a disfrazarse. Esta vez se vistió de mujer. Como era joven y tenía los ojos tristes, apenas se notaba que era un hombre. Además, poseía un perfume que emborrachaba los sentidos. Se lo hab

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  • 609. Heracles y la cierva (mito Milenials)
    6 分

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